Autor: Teresa Pacho
Cuando se arrancan los motores en el taller de serigrafía lo celebramos con entusiasmo. La primera práctica, aunque sencilla en el planteamiento, siempre es la semilla necesaria para que germine el gusto por este proceso de estampación.
Hemos tenido como referente, esta vez, a Corita Kent (1918-1986), artista estadounidense y docente en el Inmaculate Heart College de Hollywood, California. Corita pensaba que todo el mundo tiene un contenedor creativo en su interior y en el proceso de búsqueda instaba a sus alumnos a «observar a tope y jugar a tope».
En el plantamiento de nuestro ejercicio, pensando en Corita, hemos decidido dar espacio al azar, al descubrimiento fortuito, intuitivo.
«No intentes crear y analizar al mismo tiempo, son diferentes procesos», es una de las 10 reglas de Corita Kent. Su libro sobre creatividad nos descubre una suerte de pureza creativa a la que ya no estamos acostumbrados.

Metodología de Corita, serigrafía.
Hacer jugando es una práctica metodológica cuya experiencia nos puede hacer sentir inseguridad. Durante la explicación del ejercicio, un estudiante comentó en la clase «este trabajo no lo entiendo». Aun siendo las premisas muy básicas, si nos dicen, «tendrás una pantalla emulsionada, úsala como un folio en blanco, trae a clase objetos no cortantes, recortes de cartulina o cartón, elementos orgánicos como hojas, cabello etc., y disponlos como quieras sobre un acetato transparente o directamente sobre la insoladora de serigrafía…» quizá nos desconcierte el planteamiento e inicialmente no sepamos qué hacer. A este lugar incómodo de pensamientos autoexigentes traigamos, ahora, otra norma de Corita Kent «No hay victoria ni fracaso, solo hay hacer».

Casi de manera simultánea se encendieron los motores de la maquinaria humana y electromecánica de la insoladora de serigrafía, en consecuencia, pronto se vieron resultados.
Bien asentada la primera piedra, de ahora en adelante seguiremos viviendo experiencias en el taller, cada vez de una forma más autónoma.
Nos vemos.