Autor: Beatriz Mayoral

Recientemente se aprobaba en Consejo de Ministros la Ley de Representatividad Paritaria, la famosa Ley de Paridad, que obliga a que haya una presencia de un 40% mínimo de mujeres  en puestos relevantes tanto de órganos de gobierno como en consejos de administraciones de grandes empresas.

España cumple así con los deberes que nos marca la UE ( Europa dixit), y establece un periodo de cinco años para alcanzar los objetivos que marca la ley.

Al margen de alegatos a favor o en contra de su aplicación, lo cierto es que hoy día la brecha de género sigue siendo una realidad.

Centrándonos en el ámbito de las artes gráficas parece que el panorama es otro. A pesar de que la industria del diseño gráfico ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, aún existen desigualdades en la participación de hombres y mujeres en este campo eso sí, dependiendo de la especialidad. Los datos avalan esta tesis. La ratio de mujeres en 2019 se situaba en estas cifras: 82,5% en diseño de interiores, 80% en moda, 72% en diseño gráfico y 52% en producto. ( Campi, I.)

En cualquier caso parece que el sector productivo del Diseño lleva unos años de ventaja a nuestros políticos en esta cuestión. Una cosa sí es clara: las empresas que tienen una cuota de paridad en su equipo de trabajo tienden a ser más innovadoras y productivas, ya que se benefician de la diversidad de perspectivas y habilidades que aportan los distintos miembros del equipo.

Otra cosa muy distinta es saber dónde se sitúan estas mujeres dentro de las empresas. Saber cómo se distribuyen las posiciones de liderazgo es otro escollo a salvar, pues no hay muchos informes donde quede patente el escalón a eliminar en la desigualdad de género: la brecha salarial.

Sin embargo y sobre todo en el campo creativo la paridad puede suponer un arma de doble filo:  equilibrio entre géneros vs calidad creativa. El debate está servido.